La sociedad y también los
abogados y abogadas cambiamos… hoy nos encontramos con una nueva manera de abogar, una
nueva generación de abogados, distinta a los abogados de hace unos 20 o 30
años, ni mejor ni peor pero distinta, aunque debo confesar que desde mi punto
de vista mejor a la versión original.
Este abogado no solo debe
ocuparse de lo “legal” sino también de empatizar y entender al cliente. Un
abogado más cercano, más empático, más flexible, más dinámico.
Para poder entender al cliente,
debemos conocer en profundidad cuáles son sus expectativas, sus objetivos ante
una determinada situación, es decir qué es lo que espera. También debemos saber
cuáles son sus dudas y poder despejarlas de una manera clara. Entender cuáles
son sus intenciones, qué es lo que desean, de qué manera esperan que podamos
ayudarlos. Todas estas cuestiones se van a resolver en la entrevista con el
cliente, y por eso es tan importante que nos tomemos el tiempo necesario en
este primer encuentro que será fundamental para determinar los pasos a seguir.
Primero tenemos que saber ESCUCHAR
para visualizar cuáles son sus necesidades debemos saber escuchar cuál es su
problemática y qué espera de nosotros, de qué manera pretende resolver su
problema. Muchas veces esto no está claro para él, por eso es muy importante
guiar la charla de tal manera que podamos
desentrañar lo que el cliente desea.
Te voy a dar un ejemplo para que
resulte más claro. En una consulta con un trabajador que está preocupado porque
cobra un salario muy bajo, menor al que le corresponde.
Ante esta situación claramente
podríamos iniciar un reclamo formal a través de un telegrama laboral reclamando
esta incorrecta registración, diferencias salariales entre otras cosas, esta
sería la solución “típica” para este caso. Pero sabemos que con esta
intimación, el empleador debe cumplir con los requerimientos del trabajador y
si no lo hace el trabajador podrá considerarse en situación de despido. Esto es
lo que “normalmente” ocurre cuando se inicia un reclamo laboral, y de esta
manera realizamos la primera intimación.
Sin embargo, puede ser que el
trabajador o trabajadora no tenga intención de considerarse despedido, no puede
o no quiere por el motivo que sea quedarse sin empleo. Entonces, sabemos que no
debemos tomar este camino porque no es lo que nuestro cliente necesita. Quizá
lo que él necesite es asesoramiento, que le expliquemos cuáles son sus
derechos, que calculemos cuál es el salario que debería cobrar de acuerdo a su categoría
y su jornada laboral, que lo aconsejemos sobre cómo encarar esta situación. En
este caso tendremos que buscar otra alternativa como puede ser una negociación “amigable”
con su empleador. Brindarle las herramientas para que pueda iniciar un reclamo “amistoso”
y ver si de esta manera puede llegar a un “acuerdo” para no perder su empleo.
Superada esta instancia -si el
problema persiste y el trabajador quiere- se podría se podría iniciar un
reclamo formal sólo a los fines de reclamar las diferencias salariales, sin el
apercibimiento de despido, incluso se podría solicitar una audiencia de
conciliación.
Todas estas son diferentes
alternativas todas válidas para un mismo reclamo, ¿de qué depende que tomemos uno
u otro camino? Claramente dependerá de la decisión de nuestro cliente.
Por este motivo es muy importante
que seamos claros a la hora de entrevistarlos, que expliquemos claramente todas
las opciones posibles, que nos tomemos el tiempo necesario y le brindemos las herramientas para tomar la
alternativa correcta y acorde a sus necesidades.
Entonces como conclusión vemos
que frente a una misma situación tenemos muchas alternativas ¿de qué dependen? De
lo que nuestro cliente necesite.
Por eso mi consejo es que te
tomes en serio esta primera entrevista, que no respondas un mensaje de texto o
una llamadita de manera apresurada, que le hagas entender a tu cliente que es
muy importante tomarse el tiempo para poder charlar tranquilamente y que él
pueda explicarte en detalle su situación. El derecho no es matemático y cada
caso tiene sus aristas particulares, no lo tomes a la ligera a la larga tu
cliente lo entenderá y te lo agradecerá.
Por: Jorgelina Berasategui Michel.-
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